Había dos razones por las que me congratulé al conocer de la intención de New Line de sacar adelante la secuela de la «película de culto» El Efecto Mariposa.
La primera era el hecho en sí de poder contemplar otra historia de viajes en el tiempo, vidas paralelas, universos alternativos,…, argumentos todos por los que tengo especial debilidad. La segunda era el poder ver a Erica Durance alejada de su pequeña parcela televisiva habitual en Smallville, donde borda su papel de Lois Lane autosuficiente.
Lamentablemente, El Efecto Mariposa 2 no llega a satisfacer ninguna de estas expectativas. El hecho de que fuese un proyecto dirigido desde el principio al mercado del DVD tampoco permitía presagiar nada extraordinario pero la esperanza era lo último que quería perder…
Por un lado, se hace corta, pero no en el buen sentido, sino que le falta lo que para mí, aunque pueda parecer paradójico, era lo que le otorgaba un encanto especial a la original: ese «más difícil todavía» donde siempre había tiempo para una penúltima «vuelta de tuerca» que enredase aún más la coherencia del argumento. Y por otro lado, la contundente presencia femenina de Erica se antoja poco menos que testimonial, desaprovechada, con mucha menos oportunidad para el lucimiento de la que tuvo Amy Smart en la primera parte.
Y cuando hablo de falta de «lucimiento», me refiero al plano actoral, porque en lo que se refiere al plano físico la Durance se nos presenta «sobrada», como se puede comprobar detenidamente en las capturas de pantalla…
…de su «momento fogoso» en la película.
Obviamente, esta escena, por muy agradecible que sea para nosotros los machos de la especie, no es suficiente para que El Efecto Mariposa 2 no pase de ser un entretenimiento correcto pero inocuo, además de una oportunidad perdida de ver más y mejor (interpretativamente hablando) de Erica Durance.
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